ambientadores

Ambientadores y ESCAPADA RURAL: NUEVOS AMBIENTES FRUTOS ROJOS

Ambientadores para casas rurales: Distínguete de los demás, por el aroma y tus detalles con los clientes.

Una escapada inolvidable. Ambientadores de Frutos rojos.

boat-house-192990_960_720

María Elena sonrió al colgar el teléfono.  De nuevo, un cliente – esta vez, una joven que reservaba la casa para tres parejas – había repetido aquellas frases que tantas veces oía al apuntar las reservas:  “mucho descanso…”, “tranquilidad, relajarnos…”, “algún paseo cerca de la casa…”. “acercanos al pueblo, a la playa…”

María Elena se levantó de su mesa de despacho, abrió el cajón de una alacena próxima y recogió en una bolsa varios objetos pequeños. “¡Andando!”, se dijo, “hay tarea para el Hada de los Sentidos”.  Salió de su casa, posó la bolsa en la cesta de su bicicleta y pedaleó hasta el otro extremo del pueblo, donde se levantaba la “Casa del Hada”, un alojamiento rural que María Elena dirigía con mimo. El pueblo se hallaba en la falda de los Picos de Europa, rodeado de bosques y a pocos kilómetros de la costa cantábrica. Era otoño y María Elena sabía cómo sorprender a sus huéspedes. “Por algo vienen a la Casa del Hada – sonrió de nuevo, colocando los pequeños objetos y ambientadores que había traído, en las habitaciones y los armarios-, para dejarse sorprender por el Hada de los Sentidos…”

Los jóvenes habían salido de la ciudad en dos coches y decidieron parar un par de veces. Habían evitado el atasco de salida madrugando y ahora necesitaban un café y estirar las piernas. Marta, Isabel y Beatriz solían organizar reuniones con sus respectivas parejas y esta vez aprovechaban el largo puente para escaparse al Norte y olvidar tráfico, ruido, prisas, humo y estrés.

  • ¡Ni una palabra de máquinas, frascos, expedientes, jefes, clientes ni trabajo! – propuso Beatriz, alargando la mano como una mosquetera. Sus amigas imitaron su gesto y allí, en la barra del bar de carretera, sellaron el pacto para disfrutar de unos días de verdadero descanso.
  • ¡Bienvenidos a la Casa del Hada! – saludó alegre María Elena, cuando los dos coches cruzaron la entrada y se detuvieron junto a ella. Los jóvenes saludaron a la mujer y ésta les ofreció dos llaveros, invitándoles a abrir la puerta principal.

Marta tomó las llaves y abrió la vieja y oscura puerta de madera. Al instante, un vestíbulo bañado de luz les saludó, embriagándoles con una vaharada de aroma a frutos rojos del bosque.

  • Guuuuaaauuuu – exclamaron al entrar en aquel recibidor tan agradable -. Es, es como llegar al bosque…
  • Ahí tenéis al culpable – rió María Elena , señalando un pequeño jarrón negro, colocado discretamente en un rincón bajo la escalera de madera-. ¡Diles hola a los chicos!-.

El pequeño jarrón, de repente, comenzó a lanzar una tenue nube de vapor aromatizado y se detuvo al poco tiempo. Diez segundos después repitió el saludo con su sutil columna de vapor. No era como los ambientadores convencionales.

  • Es un brumizador – explicó María Elena-. Ahora os diré cómo funciona para que lo uséis estos días-. Señaló la escalera – Arriba están vuestras habitaciones-.

Las tres parejas subieron los peldaños hasta el rellano superior sin que el aroma a frutos rojos del bosque les abandonara. Abrieron las puertas de los dormitorios y el aroma se repitió, ahora más tenue.

  • ¿Y ésto?- preguntó Isabel, al ver un pequeño recipiente en la mesilla de noche, con una nota.
  • Un ambientador para vuestro coche, con el mismo aroma que el de la casa. ¡Regalo de bienvenida! – rió María Elena-. Ahora os dejo: poneos cómodos, guardar vuestros equipajes y, si os apetece, os espero en el pueblo y os comento algunas opciones para pasar estos días…

La mujer se despidió y las tres parejas huéspedes recorrieron la casa. En cada habitación había pequeños cuencos con popurríes de flores secas, aromatizadas  con aquella fragancia tan alegre que inundaba toda la casa. De los armarios colgaban saquitos con el mismo aroma y los baños estaban decorados con pequeñas latas de las que emanaba la fragancia y algunas velas

  • El bosque dentro y fuera de casa… – comentó Marta, aspirando el aroma del salón mientras se asomaba a un amplio ventanal desde el que se divisaban las laderas arboladas, teñidas de hojas ocres, amarillas y rojizas.

Aquellos días fueron inolvidables: María Elena, a la que acabaron llamando, como tantos en el pueblo, “el Hada de los Sentidos”, les facilitó cestas de mimbre y pequeñas navajas, explicándoles los senderos para perderse por el robledal, en busca de setas. En el bar del pueblo les preparaban bocadillos deliciosos de embutido casero y tortillas “con huevos de corral” y por la noche se acercaban a otra población mayor, a pocos kilómetros, para cenar y tomar una copa tranquila, arrebujados en una terraza que se abría hacia las montañas.

  • Hasta la noche huele bien aquí…- comentaron sentados frente al horizonte oscuro, en el que se adivinaban algunas cumbres de los Picos-.

Al llegar a la “Casa del Hada”, encendían el brumizador unos minutos y el aroma a frutos rojos del bosque envolvía enseguida el salón, haciéndoles revivir los paseos de cada mañana entre robles, escaramujos, endrinos, hayas, rosales silvestres, castaños, zarzamoras…

Aquellos bosques respiraban aroma a tierra mojada y frutos dulces de otoño y entre las ramas se escuchaban los trinos de petirrojos, carboneros, ruiseñores, herrerillos y trepadores.  Y lo mejor es que al volver a la “Casa del Hada”, aquella sensación embriagadora continuaba dentro…

La última tarde se acercaron al mar y respiraron la brisa fresca, con aroma a sal y algas, mientras veían y escuchaban a las olas romper contra la línea pedregosa de la playa.

La despedida fue agradable, aunque a los jóvenes les costó abandonar aquel lugar en el que había pasado unos días… ¡perfectos!

  • ¡Volved cuando queráis! – invitó María Elena a las tres parejas, mientras se despedían con un beso cargado de afecto y agradecimiento por aquella experiencia- ¡Venid por primavera! – añadió-, y veréis cómo despierta el bosque…

De nuevo a la rutina diaria.

  • ¿Puedes recogerme a la puerta de la oficina? – pidió Isabel a Marta-. Si pasas al lado, me ahorras media hora de metro y llegamos a tiempo…

Las amigas tenían una cita aquella tarde, pero el tráfico a aquellas horas en las que todo el mundo salía del trabajo era infernal. Marta no tenía más remedio que usar el coche para salir después hacia su casa, en una población cercana a la ciudad, y antes debía parar en el “hiper” y en otro par de tiendas.  Tenía que recoger a Isabel y… ¡volar! para llegar a tiempo a cada sitio…

  • ¡Vaya tarde!- exclamó Isabel al entrar al coche-. ¡Anda, Beatriz!- dijo al ver a su otra amiga-. No te había visto desde la acera…
  • No me extraña, con este barullo – contestó su amiga, mientras Marta arrancaba de nuevo y buscaba un hueco para meterse en el carril e intentar avanzar en aquel atasco.

El coche delante de ellas frenó de repente y Marta, rápida de reflejos, frenó casi al instante. Las chicas fueron lanzadas hacia delante por la inercia y también se balanceó el pequeño ambientador para el coche que les habían regalado en su estancia en la casa rural » DEL HADA» que Marta llevaba colgado del espejo retrovisor. Al instante, el aroma a bosque y frutos rojos aumentó dentro del coche. Recordándolas esos días inolvidables que pasaron en su escapada de otoño.

  • ¡Necesitamos otras vacaciones!- exclamaron las tres amigas, al sentir la fragancia de frutos rojos.
  • ¡Y volver a saludar al Hada de los Sentidos… ! – suspiró Marta, dándole unos golpecitos a la pequeña botella, que de nuevo inundó el coche de recuerdos y sensaciones inolvidables…
  • qué bien se estaba, y qué agradable y atenta fue María Elena en todos los sentidos y además qué detalle el regalarnos el ambientador para el coche, Beatriz dijo, yo cada vez que entro en el coche me acuerdo de aquellos días tan fantásticos y es que, este aroma me los recuerda.

 

AMBIENTAHOGAR ofrece un catálogo muy amplio de aromas BOLES D’OLOR en distintos formatos de ambientadores. El aroma a Frutos Rojos puede adquirirse en Flor Mikado, Spray, Gelarom, Mikado, Angels, Minirresinas, saquitos y minisacos, varillas de incienso para aromatizar cualquier superficie, virutas de madera o popurrís de flores y verterlo en los brumizadores decorativos AMBIENTAHOGAR, con los que se combinan la aromaterapia y la colorterapia. Disfruta de un buen ambiente, con los ambientadores de Ambientahogar.

Aromas que pueden cambiar tu estado emocional: ambientadores mikado y brumizadores

Difundir aromas, mediante ambientadores mikado y brumizadores, pueden ayudarte a cambiar tu estado emocional

LAVANDA Ambientadores Mikado

LAVANDA – Ambientadores Mikado y brumizadores

El cuerpo humano, esa máquina casi perfecta, está influido por su propia bioquímica además de por otros muchos factores externos. Una de las hormonas responsables de aumentar la alegría, la felicidad y las ganas de vivir, es la ENDORFINA. Esta sustancia bioquímica cumple una función diaria regulando el equilibrio entre la depresión y la vitalidad. Si afrontamos nuestro día a día y las situaciones que nos alteran y preocupan con una actitud positiva, con optimismo y alegría, lograremos aumentar de forma natural la producción de esta hormona. Además siempre podemos recurrir a otros factores externos para poner en marcha el aumento de esta producción:
¡los aromas de nuestros ambientadores Mikado y Brumizadores!

La marca Boles d’olor, que dispone de una gran cantidad de aromas y fragancias que puedes comprar en nuestra tienda, son unos magníficos factores externos que provocarán un aumento en los niveles de la endorfina.

Conocidos como aromas para la vida, desde hace cientos de años se han empleado los aceites esenciales de diferentes plantas, usándose para propósitos terapéuticos. Chinos, hindúes, egipcios, griegos y romanos los usaron en cosméticos, perfumes y medicinas, utilizando los distintos aromas de las flores y plantas, como infusiones.

«Los olores tienen una gran importancia en el estado de ánimo puesto que si el sentido del olfato se halla estimulado por aromas que nos resultan agradables, hace que nuestro cuerpo genere endorfina, provocando a su vez que éstas nos llenen de bienestar emocional, optimismo y una actitud positiva.«

Los ambientadores Mikado y brumizadores de www.ambientahogar.es van a mejorar nuestro estado emocional gracias a una gran cantidad de esencias formuladas especialmente para hacernos sentir mejor.
Los nuevos brumizadores de Boles d’olor, distribuidos por nuestro hogar, son unas fuentes de alegría para nosotros, para la familia y para los amigos que nos visiten. De esta forma, cargados de endorfinas, podremos enfrentar todos los problemas de la vida diaria de la forma más optimista.

Visitando nuestra web, www.ambientahogar.es accederá a un amplio catálogo de aromas entre los que se encuentran los siguientes para influir en nuestro estado de ánimo y que puede utilizar tanto en los ambientadores Mikado como en brumizadores:

Relajantes: clavel, enebro, ylang-ylang, cedro, mandarina, té verde, nerolí, rosa, sándalo y vent vert, infantil,
Equilibradores: albahaca, bergamota, lavanda, girasol, huille d`olive, granada, verbena, flor de vainilla, nube, oceano,
Estimulantes: canela, eucalipto, jengibre, limoncello, menta, naranja, pomelo y romero, frutos rojos, iris, naranja canela,
Antidepresivos: bergamota, ylang-ylang, incienso, jazmín, lavanda, limón, mandarina, naranja, nerolí, pachuli, frambuesas, pomelo rosa y sándalo.
Afrodisíacos: canela, ylang-ylang, jazmín, madera de cedro, nerolí, pachuli, romero, rosa, sándalo ,vent vert, red delicius,
Estimulantes de la mente: cilantro, eucalipto, menta, romero, eglandine, siempre viva,

Recomendaciones de tipo de difusor por espacio habitable
• Espacios pequeños (hasta 10 m2) – Mikados artesanales, Gelarom, Spray, Angels
• Espacios medianos (entre 10 – 30 m2) – Mikados, brumizadores Essencials
• Espacios grandes (más de 30 m2) – Brumizadores tipo balon, brumizadores inspiration.

DISFRUTA DE NUESTRA AMPLIA GAMA DE BRUMAS EN NUESTRA TIENDA ONLINE

SI QUIERES QUE TE LO ENVIEMOS DIRECTAMENTE A TU HOGAR:

PINCHA AQUI: BRUMIZADORES Y BRUMAS DE AMBIENTE

Y recuerda portes gratis por compra superior a 50€

Consejos

AmbientaHogar

Somos tu tienda online de venta de ambientadores para el hogar,  10% de descuento en todos los ambientadores, portes gratis a partir de 50€ de compra.
Con el mayor surtido y existencias del mercado en Ambientadores de Boles d`olor.

 

brumizadores

Brumizadores con aroma a aquél mar infantil. Aroma Océano.

Brumizadores con aroma a aquél mar infantil. El aroma océano.

De pequeño, Pedro quiso tener un barco. Sus vacaciones de verano las pasaba en un pueblo marinero  y le entusiasmaba pasear con sus padres por el puerto pesquero, al caer la tarde, cuando los barcos – de vivos cascos rojos, azules, verdes, pardos…- arribaban con la pesca y comenzaban a descargarla. Esta sensación puede recuperarse mediante nuestros brumizadores y los aromas a océano.Mar. Aroma Océano.

A Pedro le embriagaba el movimiento de los pescadores izando  al muelle las cajas de pescado, ordenadas en enormes pilas – todo le resultaba grande a un crío de seis años -, mientras otros hombres  cargaban todo aquello en carros de madera a los que estaba sujeto un percherón de tamaño descomunal,  que esperaba paciente para tirar del cargamento camino de la lonja.

Años después, Pedro aún recordaba los sonidos de los muelles: el chirrido de las ruedas de los carros, el roce de los cabos en las poleas, los maullidos de las gaviotas revoloteando a la espera de un pez caído… Aquel trajín solía terminar con  el izado al muelle de la enorme red de pesca, que subían a tierra a través de una ancha polea, tirando con fuerza varios marineros.

Aquella maniobra provocaba una pequeña lluvia de gotas de agua y escamas y envolvía a Pedro en una atmósfera de salitre, pescado fresco y brea. Los brumizadores de ambiente y las esencias de Boles d’olor en su estado más puro, te trasladarán al muelle del puerto pesquero.

Por las mañanas, si el día amanecía despejado, Pedro bajaba a la playa con su familia y pasaba horas llenando su cubo de plástico con agua de mar y vertiéndola en un agujero en la arena. Ahora, cuando cerraba los ojos, volvía a recordar el aire impregnado de sal, la frescura del agua en sus pies y el aroma de las algas que llegaban flotando a la orilla. Algunas de ellas eran  finas cintas verdosas, muchas veces con pequeñas incrustaciones blancas. “Gusanitos del mar”, le había dicho su padre cuando preguntó qué eran esos garabatos sobre el alga.

Otras eran anchas, de color verde vivo, y flotaban como hojas de lechuga abandonadas cerca de la orilla. Al meter alguna en el cubo, despedían un aroma vivo, salado y fresco, que le recordaba el olor del  pescado cuando se descargaba en los muelles.

Aquellas fragancias a gotas de agua salada, brisa impregnada de yodo y arena fresca en la bajamar se habían quedado para siempre entre los recuerdos más vivos  de la niñez de Pedro. Aquellos recuerdos… y el sueño de tener un barco, un pequeño barquito de pesca, con remos y un motor minúsculo, uno como los muchos que veía entrar y salir del puerto hacia la bahía, donde pasaban horas con algunas cañas lanzadas al mar y regresaban después con cubos llenos de lubinas, calamares y besugos.

Los sueños de Pedro se durmieron al pasar los años. Sus vacaciones en el mar se distanciaron y la vida le llevó por otras sendas. Unos estudios de administración, una gestoría en la que trabajo muchas horas por poco dinero y un puesto mejor pagado en una fábrica metalúrgica, “llevando los papeles”. Al revivir aquellos años, Pedro recordaba el olor a tinta caliente de la impresora y el tufo de la soldadura que se colaba cada vez que se  abría la puerta entre las oficinas y la nave. En secreto, como un niño,  soñaba que aquel rincón del pequeño polígono industrial, en lugar de cortar y ensamblar perfiles de aluminio para ventanas y puertas, fabricaba barcos como un pequeño astillero… ¡Qué sueño absurdo para un administrativo que vivía a quinientos kilómetros  del mar!

Llegaron los malos tiempos y el sueño del astillero voló arrastrado por la vida real: caída de la construcción, falta de pedidos, primeros despidos de obreros… y, finalmente, el cierre del taller.

“¿Un camión?”, exclamó Sonsoles, la mujer de Pedro, cuando éste le habló de aquella opción para salir adelante. Tenía que aprovechar que durante la mili escogió – vete a saber por qué- el llevar camiones militares y tuvo la oportunidad de conseguir el carnet de transportista. Ahora podía salir del bache con aquel carnet que nunca pensó que iba a usar.

Hubo varios camiones hasta que el patrón le puso a conducir un tráiler refrigerador, dedicado a traer pescado fresco de la costa a la ciudad. “Conducir de noche, cargar de madrugada y venir a toda leche para llegar a tiempo al Merca”, le explicó su jefe. A Pedro no le importó: tres días a la semana iba a acercarse al mar. Aunque no fuera a “su pueblo” ni a “sus muelles”.

Cada atardecer en el que salía de viaje, Pedro se sentaba en la cabina como si fuera el patrón de aquel pesquero que una vez  fue parte de sus sueños. Conducía ansioso por llegar a destino, maniobrar el tráiler y bajar a la lonja. Había descubierto de nuevo aquel aroma a pescado fresco, hielo seco y algas. Mientras se preparaba su carga, daba cortos paseos por el puerto, viviendo de nuevo el trajín de los desembarcos  de cajas con merluzas y congrios frescos. De vez en cuando, una enorme red colocada sobre el cemento, formando un montón húmedo, le permitía inspirar de nuevo el aire salado que había sentido en sus pulmones treinta años antes…

El peor momento era el de la partida. Por supuesto, estaba deseando regresar a su casa y abrazar a Sonsoles y los críos, pero cada vez que cerraba la caja y subía a la cabina, los aromas a mar, a “su mar”, le abandonaban. Hasta aquel día…

Fue por casualidad lo de acompañar a Sonsoles a un par de recados. Ella tenía que hacerse unas fotografías para renovar el carnet de identidad. En aquella tienda se vendía, además, toda una colección de ambientadores y esencias para perfumar el hogar y mientras Sonsoles pasaba al estudio, Pedro miró, distraído, la estantería repleta de aromas. Una palabra le hizo parpadear: “Océano”.

En el siguiente viaje, un pequeño ambientador para coche, con aroma a “Océano”, colgaba de la cabina del camión. Pedro repitió la rutina de sus viajes: la salida al atardecer, la llegada de noche a la lonja, la carga nocturna y el regreso de madrugada… Todo parecía igual, pero todo era distinto: el Capitán Pedro patroneaba su embarcación rumbo a casa, con una carga de pescado en el tráiler y un océano de recuerdos en la cabina. Aquel aroma que exhalaba la pequeña botellita ambientadora rodeaba a Pedro de viejas sensaciones. El brillo de la arena húmeda al reflejarse el sol, durante la marea baja. El sonido de las minúsculas patas de los cangrejos que huían entre las grietas de las rocas, al fondo de la playa. Las algas de la orilla batidas por las olas que levantaban los barcos al cruzar la bahía. Las gotas de sal que quedaban atrapadas en las camisetas y las toallas. Las risas de su madre y su hermana cuando entraban a darse un baño en el agua fresca. La alegría de las pandillas de chicas y chicos mayores, siempre riendo y gastándose bromas, tumbados a pocos metros de ellos… y sobre todo, el bullicio multicolor de los muelles al atardecer, con los barcos descargando cajas repletas de calamares, rapes, verdeles, chicharros, sardinas o bocartes…  Las redes goteando sobre el barco y tierra firme, con las gaviotas acechando en lo alto del edificio de la lonja y pequeños perros de aguas correteando entre las piernas de marineros afanados en su último trabajo del día…

Pedro había soñado de niño con un barco, un pequeño barco como los que veía entrar y salir del puerto a la bahía. La vida le había llevado por otros rumbos, pero el azar quiso que una pequeña botella llena de aromas a Océano invadiera su mundo dormido y lo despertara. A aquel aromatizador se le unieron unas flores cerámicas impregnadas del aroma, que exhalaban suavemente la esencia en el baño de casa… Incluso comenzó a invitar a sus amigos a subir a la cabina y,  poco después, varios de ellos habían imitado a Pedro, llevando el mar a bordo de sus camiones.  Hasta la oficina de la empresa se sumergió en aquel ambiente marino con un discreto brumizador colocado en lo alto de una estantería,  flotando por encima de archivadores, fotocopiadora y mesas de trabajo.  Entrar en la oficina, ahora, era darse un breve chapuzón en el océano.

Aquel niño que hacía tanto tiempo quiso tener un pequeño barco había conseguido revivir sus emociones infantiles y, como le decían en broma algunos de sus compañeros de ruta, había formado una flota de navíos con ruedas. Con el sutil poder de los aromas de su niñez. Con el recuerdo de aquel mar infantil.

Y recuerda portes gratis por compra superior a 50€

Consejos

AmbientaHogar

Somos tu tienda online de venta de ambientadores para el hogar,  10% de descuento en todos los ambientadores, portes gratis a partir de 50€ de compra.
Con el mayor surtido y existencias del mercado en Ambientadores de Boles d`olor.

 

Ambientadores para coche. Boles d'olor

Descubre los ambientadores mikado para el coche, tu mejor elección

Ambientadores Mikado

Dicen que una persona es el coche que conduce, pero también es cómo lo mantiene. Y entre aspectos como la limpieza, el orden o los elementos decorativos, un buen olor resulta fundamental. Los ambientadores de coche de Mikado consiguen una fragancia dulce y duradera que hará que tus desplazamientos sean una auténtica gozada. Seguro que has oído hablar de los ambientadores y aromas para el hogar que utilizan unas varitas que desprenden un olor fresco y duradero. Pues bien, estos ambientadores para coche usan este concepto, pero en vez de varitas el aroma se desprende mediante su tapón de madera. Olvídate ya de los clásicos pinos y de otros estilos desfasados. El carácter innovador y elegante de estos ambientadores mikado le darán un toque de distinción a tu coche. Su práctico cordel hace que lo puedas colocar en tu retrovisor y sentir su fragancia a cada momento. Luego, solo tendrás que darle la vuelta a la botella durante dos segundos cada 2 o 3 días para que el tapón siga absorbiendo el perfume y difuminándolo por el ambiente.

Como cada persona es un gusto, Mikado ha desarrollado un buen número de fragancias para que tu vehículo adopte el olor que más te representa. ¿Quieres un aroma que recuerde al mar, con toques a cedro y a ciprés?, elige el verberna, boles d’olor. Si lo que te van son las frutas, lo tuyo es el ambientador frutos rojos, fresas, moras y arándanos, que harán de tu coche un homenaje al verano. Si prefieres más bien un olor suave, tienes que probar el ambientador Océano. En esta misma línea, la gama flor blanca es especial para aquellos que viajáis con vuestros hijos, los cuales muchas veces no soportan las fragancias fuertes.

Y recuerda, todos estos aromas, y muchos más, cuentan con prácticos recambios para que tu coche sea una fiesta de olor.

 

 

Ambientadores para Coche

¿Por qué tu coche no puede oler igual que tu casa?

Elige los ambientadores de coche que te recuerden a tu hogar

¡Llévate el aroma de casa al coche! No renuncies a que tu coche huela bien continuamente. A veces pasamos mucho tiempo en el coche, tanto en trayectos medios diariamente como en largos viajes por ocio o por trabajo. De modo que en muchos momentos es parte de tu hogar, así que ¿por qué no le dedicas el mismo mimo a la elección de los ambientadores para el coche que a elegir los aromas para tu hogar?

El mundo de los ambientadores es amplísimo. Se rige por la máxima de “para gustos, los olores”, así que entre la enorme gama existente debes acotar tu búsqueda según tus preferencias.
Los ambientadores de moda que se llevan en los coches más ‘it’ son aquellos que van en una botellita con tapón de madera. Lo primero que piensas es ¡qué monada! pero la madera, lejos de ser un mero elemento decorativo, actúa como difusor de los aromas. Así que ahí tienes un 2 x 1: elegancia estéticamente y fragancias agradables, todo envasado en un pequeño frasco que puedes colgar gracias al cordel que lleva. Además tienen una duración larga.

Ahora viene lo más difícil: ¿qué olor vas a escoger? Y digo yo: ¿por qué vas a renunciar a algún aroma que te guste? Elige un ambientador para cada ocasión: por ejemplo, el verbena cuyo olor nos traslada al Mediterráneo es ideal para el verano. Después, gracias a los recambios puedes optar por aromas florales en primavera, ya sean rosas, violetas… Igualmente hay ambientadores con fragancias especiales para el invierno y los más habituales: los ambientadores con olor a frutas, los cítricos o los más dulzones siempre son una apuesta segura.

En definitiva, los ambientadores de coche son ideales tanto si viajas solo o acompañado. Además son ideales si dentro del coche se fuma o vas en compañía de tu mascota. ¡A qué esperas para elegir el tuyo!

 

Ambientadores mikado para coche

Botellita rellena de esencia con tapón de madera que actúa como difusor de aroma. Gracias a su cordel especialmente diseñado para colgar el producto en el retrovisor de tu vehículo conseguirás ambientarlo durante semanas con tu fragancia favorita. Además, su innovador y atractivo diseño le dará un toque de personalidad y originalidad.

Sólo tienes que quitar el obturador y colgarlo, dando la vuelta a la botella durante 2 segundos cada 2 o 3 días.